tag:blogger.com,1999:blog-35174409996445633502024-03-13T11:17:54.723-07:00Fragmentos de vidrieraZuppihttp://www.blogger.com/profile/14047688596498013847noreply@blogger.comBlogger4125tag:blogger.com,1999:blog-3517440999644563350.post-45548906476980837232009-03-22T13:48:00.000-07:002009-03-22T13:51:54.900-07:00CERO<em>18 de octubre. 4:07 am. Interrumpimos la emisión para ofrecerles una noticia de última hora.<br />El departamento de Ciencias Exactas de la Universidad de Delf se encuentra envuelto en llamas.<br /></em>18 de octubre. 2:03 am.<br />El Dr. Van Maeel se despertó.<br />El sonido de la impresora había cesado.<br />Un montón de folios, aún calientes, se apilaba en la bandeja de salida.<br />Miró su reloj. Aún tenía casi siete horas.<br />Si lograba que aceptaran su artículo para el número de enero…<br />Van Maeel fue al cuarto de aseo contiguo al despacho. Se lavó la cara y se miró al espejo.<br />Estaba retrasando el momento de ver el resultado de más de cinco años de trabajo.<br /><br /><em>El fuego se inició pasadas las tres de la madrugada. Al parecer tuvo su origen en el centro de cálculo, donde se encuentran los ordenadores centrales de la Universidad.<br /></em>Nadie sabía exactamente en qué trabajaba.<br />Nadie había entendido por qué se había doctorado en física cuántica después de tantos años como investigador.<br />Había sido un matemático joven y brillante. Se especializó en cálculo automático. Ayudó a desarrollar los ordenadores de redes neuronales y los cálculos de probabilidad multidimensionales.<br />Llevaba tiempo pensando que necesitaba un proyecto revolucionario.<br />Se le había ocurrido diez años antes: hallaría la función de probabilidad que relaciona los fenómenos físicos.<br />¡Cuántas veces había leído cosas del tipo: si la constante de Planck fuera sólo un 5% inferior…si la velocidad de la luz variara…si la constante de gravitación universal…!<br />No habría caso para esas conjeturas: las constantes físicas tenían el valor que tenían porque no podían tener otro. Y él iba a demostrarlo.<br />La función de probabilidad resultó complejísima, porque tenía que tener en cuenta muchas variables.<br />Pero una vez que la tuvo definida, ya no le costó tanto trabajo demostrar que su función cumplía los requisitos de una función de probabilidad.<br />Y hoy había sustituido las variables por las constantes universales.<br />El resultado debía ser un número entre 0 y 1. Él esperaba que fuera muy próximo a 1. Eso significaría que el mundo no puede ser de otra manera.<br />Se acercó a la pila de folios en la impresora y no se entretuvo en detenerse en los cálculos intermedios (imprescindibles para su artículo, por otra parte) y fue directo a la línea final del último folio.<br /><br /><em>A pesar de que habían superado hace apenas tres meses la inspección reglamentaria, según fuentes del rectorado, los sistemas antiincendios no funcionaron.</em><br />18 de octubre. 2:35 am.<br />Sobre el papel destacaba la forma oval de un cero.<br />El estómago le dio un espasmo que hizo subir el café de vuelta a su boca.<br />Luego se empezó a reír.<br />¡Qué tonto!, se dijo, seguro que la solución es inferior a 0’5 y se me olvidó poner el número de decimales que debía tener la respuesta.<br />Mirando de nuevo el reloj se preguntó si podría corregirlo y volver a imprimir la última página.<br />Se frotó los ojos y se sentó frente a la pantalla del ordenador.<br />Nº de decimales:20. Despreciar ceros a la derecha: sí.<br />Cambió el parámetro: Despreciar ceros a la derecha: no.<br />Imprimió la última página de nuevo.<br />En la última línea ya no había un cero.<br />Había veintiuno: 0.00000000000000000000.<br />Se apretó las sienes con las manos. Tenía que pensar. Pensar. Pensar.<br />Ya está. Eso era. Volvió a reírse, aunque con menos ganas.<br />Se había confundido y en vez de pedir la probabilidad de que ocurriera el suceso, había pedido la probabilidad de que NO ocurriera.<br />Volvió a la pantalla.<br />Volvió a buscar en el programa y volvió a golpearse las sienes.<br />Todo estaba bien.<br />Miró el reloj y recordó que lo había mirado hacía un minuto y hacía tres minutos y hacía siete minutos.<br />Le quedaban poco más de seis horas.<br />Repasó mentalmente todos sus pasos antes de dar a la tecla de inicio del cálculo en el ordenador.<br /><br /><em>Cuando llegaron los bomberos, el fuego ya había consumido gran parte del edificio.<br /></em>18 de octubre. 2:47 am.<br />Tenía que haber un error.<br />Tenía que haberlo.<br />No podía ser posible que lo hubiera hecho todo bien.<br />Había repasado los cálculos tantas veces…<br />Claro que no había consultado con colegas. Podía habérsele escapado algo. Algo. Algo tonto, trivial, estúpido, irrelevante. Algo que, sin embargo fuera decisivo.<br />Porque si no había error lo que eso quería decir era que el mundo no podía haber surgido por azar. Que las constantes universales habían sido…sí, habían sido cuidadosamente fijadas.<br />Y no se veía capaz de defender ante la comunidad científica su descubrimiento.<br /><br /><em>Se ha descubierto un cadáver calcinado entre los escombros que aún no ha sido identificado.<br /></em>18 de octubre. 2:52 am.<br />Van Maeel se sentó ante el ordenador y tecleó furiosamente. <br />La impresora empezó a llenar páginas y páginas.<br />Van Maeel las miraba una a una. En ninguna de ellas aparecía nada distinto a un cero.<br />Van Maeel miraba las páginas salir una detrás de otra, cada una idéntica a la anterior.<br />No percibió el olor a humo.Zuppihttp://www.blogger.com/profile/14047688596498013847noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3517440999644563350.post-85043769916689457702008-02-12T11:55:00.000-08:002008-02-12T12:06:39.486-08:00Fragmentos de gallegoLlovía con fuerza sobre el Río de la Plata ese anochecer de mayo y yo apretaba contra mi cuerpo ni maleta de cartón notando cómo empezaba a deshacerse entre mis dedos y rezando para que no se desparramara su contenido<br /><br />-Ramón, creo que tú podrías ir a América-dijo mi padre una noche mientras cenábamos en la cocina pan de centeno migado en vino. El vino era muy áspero. Había que rebajarlo con agua para los más pequeños. Y la sorpresa hizo que se me cayera una gota de la cuchara, formando una estrella de color sangre en el tablero sin barnizar de la mesa.<br /><br />-No siempre fui zurdo ¿sabés? –y subiéndose la manga me mostró un muñón.<br /><br />En su taberna había un vino de ínfima calidad, pero muy barato, y vendía también tabaco y licores de contrabando y toda clase de artículos que le entregaban los marineros a cambio de alcohol, desde latas de caviar a gorras llenas de estrellas doradas.<br /><br />-Hola, Gisela –la saludaron varios.<br />-Hola, muchachos ¿cómo les va? Otra vez domingo, ¿no?<br />-Y…eso suele suceder después del sábado.<br /><br />- Aquí todas las mujeres son minas. Están con vos mientras tengas tovén<br /><br />El papel tenía unas palabras escritas que me costó un poco descifrar. Era italiano y, aunque yo no conocía ese idioma, pude entender lo que decía: “Mi padre está de viaje. La verja del huerto estará abierta esta noche”.Zuppihttp://www.blogger.com/profile/14047688596498013847noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3517440999644563350.post-91356754820553037262008-01-25T09:40:00.000-08:002008-01-25T09:57:26.416-08:00Fragmentos del Prefacio<a href="http://www.viamichelin.com/viamichelin/esp/tpl/mag4/art20040901/img/naples_1.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 225px; CURSOR: hand; HEIGHT: 239px" height="348" alt="" src="http://www.viamichelin.com/viamichelin/esp/tpl/mag4/art20040901/img/naples_1.jpg" border="0" /></a> Fabrizio era napolitano. Vivía en una calle estrecha, empinada y sucia cerca del puerto.<br /><br /><br />-Hola -le dijo.<br />-Hola -contestó él.<br />-Eres hermano de Francesca.<br />-Sí.<br />-Eres muy guapo. Cuando seas mayor, te daré un beso.<br /><br /><br /><br /><br /><br />Fabrizio dibujaba todo lo que veía en papeles y cartones que recogía de la basura, con trozos de carbón de la chimenea.<br /><br />Había luna y una luz plateada iluminaba las hileras de habas y tomates, las plantas de calabaza y los árboles frutales. El aire olía fuertemente a azahar y jazmín y se oía en algún lugar el rumor del agua.<br /><br /><br />Fabrizio escuchó en silencio a su hermana y cuando acabó de fumar tiró la colilla al suelo y la aplastó con rabia con el pie. Francesca tuvo el presentimiento de que no debía haber hablado a su hermano, pero ya era tarde.<br /><br /><br />Estaba ya amaneciendo cuando Fabrizio abandonó la residencia de Don Salvatore sin poder pensar claramente.Estaba seguro de que su vida iba a cambiar y no se imaginaba hasta qué punto.Zuppihttp://www.blogger.com/profile/14047688596498013847noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3517440999644563350.post-53895739953405838712008-01-25T09:26:00.000-08:002008-01-25T09:30:39.795-08:00Fragmentos de VidrieraEn este blog voy a ir publicando distintos fragmentos de la novela "<a href="http://www.nuevosautores.info/pc/viewPrd.asp?idcategory=33&idproduct=1188">La vidriera irrepetuosa</a>" y otras creaciones literarias de la autora.<br />También publicaré aquellos textos de los visitantes que me envíen y me parezcan interesantes.Zuppihttp://www.blogger.com/profile/14047688596498013847noreply@blogger.com0